Todos los niños tienen ocupaciones diarias que les permiten desarrollarse, aprender, divertirse, ser más independientes, desarrollar su
autoestima… y en definitiva ser felices.
En Ceatte nuestra labor como terapeutas especialistas en Atención Temprana consiste colaborar con aquellos niños que por una patología, por una enfermedad o un retraso global en el desarrollo o en particular de algunas áreas o aspectos específicos de
este, no pueden llevar a cabo sus actividades diarias de forma adecuada, juego, habilidades motoras, alimentación, vestido, higiene, conducta, comunicación, aprendizaje, regulación de la
conducta…
El Enfoque de Integración
Sensorial:
A. Jean Ayres, la pionera de la Teoría de la
Integración Sensorial explica que “a medida que el niño experimenta sensaciones, gradualmente aprende a organizarlas en su cerebro y a descubrir lo que significan. Aprende a centrar su atención en
ciertas sensaciones y a ignorar otras. Los movimientos torpes y bruscos en la primera infancia se vuelven más fluidos y directos más tarde”.
En la terapia, se guía al niño a través de actividades que cambian sus habilidades para responder apropiadamente a la entrada sensorial y
llevar a cabo una respuesta organizada
El sistema sensorial es parte del sistema nervioso, es
responsable de procesar la información sensorial. El sistema sensorial está formado por receptores sensoriales y partes del cerebro involucradas en la recepción sensorial. Los principales sistemas
sensoriales son: la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato.
¿Qué es la Integración Sensorial?
La Integración Sensorial es la capacidad del sistema nervioso de recibir y organizar la información sensorial que nos llega de nuestro propio cuerpo y del exterior para poder
dar respuestas adecuadas a las demandas de las actividades y del ambiente, por tanto es un proceso que constantemente estamos haciendo aunque no siempre somos conscientes de ello; pongamos un
ejemplo; en nuestro día a día no necesitamos mirarnos los pies al caminar, ni al subir o bajar escalones, no necesitamos mirar dentro del bolso o la mochila para encontrar las llaves o la cartera,
somos capaces de prestar atención a alguien que nos está hablando mientras está sonando música o otra persona habla, conocemos las texturas de los alimentos, de los objetos y las prendas de vestir…
para que todo esto suceda nuestros sistemas sensoriales deben funcionar correctamente y de manera integrada…
Incluso de adultos, cuando estamos mucho tiempo en un lugar con ruido, o con mucha gente alrededor nos volvemos más irritables, cuando nos ponemos una prenda que nos aprieta nos sentimos
incómodos, cuando llevamos un jersey que nos pica o una etiqueta que nos molesta no podemos dejar de pensar en otra cosa, cuando probamos un alimento nuevo con una textura a la que no estamos
acostumbrados puede resultarnos desagradable y sentirla en la boca incluso cuando ya hemos cambiado de alimento
Cuando somos niños todo en nuestro mundo es nuevo y nos despierta multitud de sensaciones, nos llegan al mismo tiempo miles de estímulos y poco a poco, a lo largo del desarrollo,
nuestro sistema nervioso debe aprender a filtrar, discriminar y organizar toda esta información. Sin embargo hay ocasiones en que esto no sucede de una forma “normal” o sigue el curso esperado,
además muchas patologías, trastornos o problemas de aprendizaje, están asociados o cursan con un problema de Integración Sensorial.
¿Cómo funcionamos en el día a día?
Todos recibimos constantemente mensajes de nuestros sentidos. La mayoría de las personas pueden usar esos mensajes para interactuar de manera apropiada con el ambiente. Por ejemplo, mientras estás
leyendo un libro, tu ropa proporciona información táctil a tu piel. Tu cerebro recibe esa información, pero no se enfoca en ella, permitiéndote que centres tu atención en la información visual y
continúes leyendo el texto.
Piensa en la riqueza y variedad de experiencias sensoriales que un niño recibe a lo largo del día: se mueve en diferentes posiciones, cuando lo bañamos, al vestirse, come con las manos, está en
ambientes bulliciosos , y en otras más tranquilos… Al poder integrar estas sensaciones diferentes el niño consigue comprender su mundo y, a medida que va creciendo, lograr aprendizajes y el
desarrollo de sus capacidades.